Cuba a favor de la paz mundial

Tuesday, August 01, 2006


Un nuevo crimen del imperialismo

Vivimos tiempos difíciles, cuando la humanidad se despierta cada mañana es para presenciar nuevos horrores, porque la única superpotencia, los Estados Unidos de América, ataca otra vez para imponer sus egoístas intereses en todos los rincones del planeta. Los pueblos de Palestina y el Líbano enfrentan una escalada de agresiones y crímenes por parte del gobierno de Israel. Al momento de escribir estas líneas el número de muertos ascendía a 362 libaneses y 119 palestinos, casi todos civiles, masacrados por el enorme poder de fuego del ejército sionista. Por parte de los agresores, las bajas fatales sumaban 34, de ellas 19 son militares. La enorme desproporción en el número de víctimas es tan chocante, que los propios medios de prensa occidentales no han tenido otra alternativa que mencionarla, pese a que en esta crisis la prensa norteamericana y europea ha vuelto a ratificar su subordinación a los intereses de Washington, con una unanimidad y eficiencia, dignas de mejores causas. Es sencillamente un crimen, un crimen horrendo el que se está cometiendo contra esos dos pueblos. La solidaridad que el pueblo judío motivó por su sufrida historia y por el holocausto nazi, no puede usarse como justificación para que Israel cometa nuevos crímenes con los asesinatos, actos terroristas y masivas expulsiones de palestinos de los que habían sido sus hogares por más de un milenio. Como parte de la manipulación y tergiversación de la historia, los países occidentales intentan ocultar que durante siglos las comunidades judías vivieron y alcanzaron su auge en el Medio Oriente, norte de África y la península ibérica bajo los reinos y califatos árabes musulmanes que respetaron su libertad religiosa y sus costumbres y tradiciones ancestrales; mientras que los judíos eran víctimas de las más cruentas persecuciones y discriminaciones en la "civilizada Europa" donde incluso se inventó la palabra pogrom (masacres de judíos en Europa con apoyo oficial). Las masacres y agresiones del estado de Israel contra los pueblos palestino, libanés y árabes en general, constituyen uno de los crímenes contra la humanidad más horribles del siglo XX y también del siglo XXI. Y junto al gobierno sionista, todas las administraciones norteamericanas desde Truman hasta George W. Bush, han sido responsables de ese crimen. El gobierno de Estados Unidos ha hecho posible la escalada de agresiones de Israel con el otorgamiento de un apoyo político militar, económico y financiero ilimitado e incondicional. El régimen de Tel Aviv es el mayor receptor en el mundo del dinero que distribuye Washington entre sus aliados en todos los continentes, y es donde se reitera una y otra vez el doble rasero y la hipocresía del gobierno norteamericano. Mientras Israel agrede e invade constantemente a países soberanos, la administración Bush acusa de terroristas a quienes justamente defienden a su patria y a sus familias. Según la potencia imperial, esa política es válida para todos los que están dispuestos a defender a su país ante una agresión extranjera. El imperialismo no solo se siente con el derecho de invadir y sojuzgar a cualquiera, sino que también pretende descalificar a quienes resistan, ya sean marxistas, revolucionarios, fieles musulmanes, o simples patriotas. Los Estados Unidos niegan el derecho a la energía atómica para el uso pacífico a todos los que se atreven a discrepar, mientras son ciegos y sordos ante el desarrollo de armas nucleares por parte de Israel. El gobierno norteamericano tiene el récord absoluto en el uso del veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ese mecanismo antidemocrático y hegemonista lo ha utilizado en 30 ocasiones para impedir la condena de los crímenes y violaciones del derecho internacional que realiza sistemáticamente el régimen de Tel Aviv. Ahora la administración Bush se niega a un cese al fuego en el Líbano y en Gaza, para dar tiempo a que las fuerzas sionistas avancen en su tarea, que no es otra que continuar con las masacres para intentar la eliminación de cualquier resistencia, e imponer así el proyecto imperialista para el Medio Oriente, dirigido al control total del petróleo en esa región. Según la prensa norteamericana, Bush dijo: "si tenemos realmente la oportunidad de triturar a Hezbullah vamos a hacerlo, aunque hayan otras serias consecuencias que deban ser manejadas". Son palabras terribles, que expresan sin tapujo alguno el pensamiento fascista y racista, de quien considera que los cientos de muertos inocentes, incluidos niños y mujeres, son simples "consecuencias que deben ser manejadas". Pero la Humanidad no permanecerá impasible ante tamaño crimen, ante tanta hipocresía y fariseísmo. La heroica resistencia de los combatientes libaneses y palestinos, es una inspiración para todos aquellos que sufren como propias cualquier injusticia que se cometa en el mundo. Es por ello que nuestro deber y el de todos, es denunciar enérgicamente el crimen que se esta cometiendo y expresar la solidaridad más activa y militante con aquellos que luchan.

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